12 de junio de 2010

Sin nombre

Teatro de la calle corrientes ya no es el mismo que en aquellos tiempos, ahora en un mar de confusiones todo parece haber quedado sepultado bajo la tierra de los que nos desterraron algún día de nuestro pueblo.

Sangre lloraron las personas que lo vieron y ahora sangre lloran sus hijos desaparecidos. Jamás volveré a pisar ese patio de huellas que jamás volverán a cubrirse, ya no mas lagrimas volverán a cubrirse, ya no más lágrimas en mis ropas y pañuelos. Todo teñido de azul quedó en este pavimento, más no fue una lata de pintura sino el mar que tapo las heridas al sol descubiertas.

No quieras disimular todo lo que a tus espaldas fue inagotable, tan solo descansa (poco), la muerte siempre viene y ahí si tendremos tiempo de dormir todo lo que en nuestros sueños hemos querido. Horas de silencio sepulcral, calmo, quieto como nada en el mundo de los vivos puede estarlo.

No rezongues más, tus hijos ya acostumbrados no te culpan por haberlos traído, tan solo lloran porque las cosas no parecen tan fáciles como antes, sino más bien difíciles y obstaculizadas.

La fuerza de tu energía en el universo se propaga, y a los demás llega tu vibración, aquella tan profunda que ni siquiera tu habrás conocido. Los cuerpos ajenos a ti reconocen lo incómodo, repelen aquellos, asimilan lo nuevo, lo que ellos pueden convertir en frutos de algún árbol.

No quieras esconderte bajo la tierra de este mundo, todo fue mar alguna vez y algún día lo volverá a ser. Como siempre el agua logra develar y desterrar todo lo que la tierra se empecina en tapar. Mojando todo y llegando hasta donde nadie imaginó jamás llegar, el mar nos llevará de vuelta al principio (¿principio?) y ahí nada quedará más que volver a empezar. Todo en la vida tiende a recomenzar, no para repetirse, sino para mejorar. Si en algún tiempo fue malo en algún tiempo bueno podría ser. Solo nosotros sabremos distinguir entre una resignación incómoda y una rebeldía evolucionista. Más no te quedes con lo que tus ojos verán ese día, sólo mira mas allá de las líneas que a tus ojos se revelan y recuerda que no eres más que una parte del universo y no por eso menos ni más importante.

Toda parte es del todo, sin una parte el todo ya dejaría de ser en sí mismo. No mantiene su verdad de pie, tan solo aparenta. Porque sabe en lo más hondo que sus partes lo han dejado y su naturaleza le pide un descanso. No rechaza su tiempo, tan solo lo acepta (no se resigna), Lo Acepta.

Si advirtiera que un cambio es posible en lo más ínfimo de su universo basta con cambiar el rumbo del movimiento. No dejes que la quietud llene tus entrañas, mueve el tiempo, es tuyo. Aún cuando el movimiento signifique estar quieto.

23-07-2003

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