15 de abril de 2011

Embriaguez

- Canté, canté y canté.. pero el micrófono no andaba. Hacía ruidos raros, escuchaba lluvia todo el tiempo. El retorno era malísimo y el público un desastre. No puedo creer que me hayas traído acá, este lugar no solo es una miseria sino que ni siquiera es un lugar.
Andrés no pudo más que dejarla hablar, Eva había estado bebiendo todo el día y para la hora del show solo era una sombra en el escenario. El lugar era chiquito pero agradable, lo consiguió por unos pocos pesos y sin demasiados arreglos. Al terminar el monólogo la llevo a su casa, la tiró con desprecio en el sillón desgarrado de goma espuma y se fue.
7.15 de la mañana, abre un ojo y se siente ciega. El calor y la humedad dejaron un vaho en todo el ambiente. Se sienta y se recompone. Agarra su cabeza con las manos, mira el piso y parece que tiembla, siente náuseas. Mira hacia afuera por los vidrios rotos, la lluvia parece parte del aire. Se toma del apoya brazos y se pone de pie, vaga por el departamento un rato hasta que al fin da con la puerta del baño. Cae sobre el inodoro y vomita hasta lo que no consumió.
Mediodía. El techo me da vueltas, está temblando todo, ¿ dónde estoy? ¿qué me dieron de beber?. Me dejó Andrés, ese hijo de puta, siempre igual no lo puedo creer. – sollozando. ¿dónde está mi teléfono? Mi madre me debe haber llamado un montón de veces, seguro se lo llevó este infeliz. Debe ser tarde, tengo que levantarme, el ensayo debe empezar en un rato y yo todavía acá. ¿pero ayer canté?
13.00 hs suena el teléfono. Eva sale de la ducha con la toalla en la cabeza, se tira en el sillón y atiende:
- ¿quién es?
- Soy Andrés, Eva. ¿Cómo estas?
- Recién salida de la ducha, un poco mas despejada. ¿Qué pasó anoche?
- Lo de siempre, el show fue un desastre. Tuve que llevarte porque no sabías ni donde estabas. ¿saliste con Guillermo?
- mmm… si, lo vi un rato antes del show. Tomamos algo y subimos a su depto. No recuerdo mucho más. Sé que estuve en el bar después, y que te vi ahí.
- ¿paso algo más? Estabas totalmente desorientada. ¿Volvieron a discutir?
- Más o menos, no quiere dejar a su mujer. Dice que todavía es muy pronto, que la beba recién nació y no puede dejarla ahora. Me puse mal, le tire lo que encontré por ahí. No me pude contener, quise llamarte, pero… No se André, no sé qué hacer. Cada vez es peor.
- Eva, tenes que dejarlo. Ayer te encontré en la puerta del bar tomando una cerveza. No sabías ni dónde estabas ni quien eras. No es la primera vez que pasa. Sabes que no va a dejar a la mujer, te está usando. Solo te quiere coger, y lo sabes.
- ¿Cómo lo voy a dejar Andrés?, el me necesita, me quiere. Yo lo amo. Eva sollozaba a más no poder. No alcanzaban las fundas de su sillón para apañar su amargura. Su interior estaba ciego y vacío.
Guillermo era un hombre fuerte y casi siempre violento. Lo conoció una noche en uno de sus recitales. Al principio todo marchó bien, hasta que se enteró de que él no estaba solo, tenía una familia y muchas otras mujeres por ahí. Pero Eva siguió, soñó que Guillermo un día le decía que dejaba todo por ella y eso esperó.
Andrés era su amigo de toda la vida, creció con él y siempre estuvo a su lado. Era como su hermano, pero no lo era. Lloraba en sus brazos siempre y lo escuchaba cada vez. Sabía que Andrés tenía razón, pero no podía dejar a Guillermo. El la controlaba totalmente, bastaba su voz en el teléfono para que ella corriera tras él. Siempre era violento y le decía que ella lo provocaba. Siempre lo consentía en todo.
Por la noche. Suena el timbre del departamento.
- ¿quién es?
- Soy yo Eva, Guillermo.
- ¿qué queres acá? ¿qué necesitas?
- Por favor Eva abrime, tenes que entender. No es fácil.
- Prrr… ¿abrió?

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