20 de mayo de 2011

Sin título

Se tomó el 53 que va a La Boca, subió en la estación de caseros y se sentó a la derecha, en la fila unitaria. Recorrió su cartera con la mano, chequeó tener todo lo que necesitaba. Miro otra vez la dirección a medias que le dio Juan Carlos. Tenía el nombre de una Iglesia y de su calle. Allí filmarían durante toda la tarde y la invito a pasar si quería participar.

Helena dudo unos breves minutos si ir o quedarse, hasta que estaba a medio camino y ya no había tiempo de dudas. Llegó con las últimas instancias de sol al barrio azul y oro, bajó en la calle que tenía anotada, fue hasta una iglesia que divisó desde la otra cuadra, entró y no vio a nadie. Estaba en duda, llamo a Juan Carlos y no la atendía. Pregunto en el kiosco más cercano por la iglesia, pero le dijeron que esa no era, que la que ella buscaba estaba al otro lado de las vías. Helena no conocía mucho el barrio y ya estaba oscureciendo. Fue por donde le indicaron, cruzó las vías y volvió hacia atrás luego de unas largas y oscuras cuadras junto al Riachuelo. Volvió a preguntar a la gente del barrio y nada nuevo supieron decirle. Llamó al compañero de Juan Carlos y no estaba, pero por suerte su hermana pudo darle el teléfono de otro de sus amigos.

Volvió a llamar a Juan Carlos sin entender por qué no atendía el maldito teléfono. Por esos momentos ya se angustiaba pensando que le había dado una dirección cualquiera, con un nombre cualquiera porque quizás hubiera querido que no vaya. Pero siempre se excusaría de un pensamiento así, diciéndose a sí misma que no le de tanta vuelta a algo tan irrisorio.

Finalmente dio con la iglesia indicada, gracias a uno de los mejores compañeros de Juan Carlos que le indicó el camino. Entró y ahí estaba él, filmando con todo el grupo y con unas compañeras que ella no conocía. La vio ni bien entró, la saludó con un beso en la mejilla y casi corriendo apresurado para terminar una toma. Helena se quedó distante participando de extra, casi como se sintió siempre al lado de Juan Carlos.

Entre las mujeres sentadas a su izquierda, se encontraba una señora un tanto mayor, de unos 40 y tantos más de años, que la miró fijamente durante toda la jornada. Le parecía familiar su mirada, creía conocerla, pero no sabía de dónde.
Juan Carlos estuvo distante todo el tiempo, mientras Helena se excusaba pensando que era por su trabajo. Volvió sola como vino, llorando otra vez por el tiempo perdido. Pensando en sus culpas, sintiendo el no amor hasta lo más hondo.
Él siempre tenía algo antes que ella, todo era un enigma, nada se sabía. Helena vivió 5 años de incongruencias, dudas, terrores. Tratando de descifrar lo que no quería ser descifrado. Vivió a su lado sin saber que él nunca estuvo allí, vivió para él en una realidad que no era suya.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.